Ribota

Situado en el extremo noroccidental del piedemonte de la Sierra de Ayllón, el municipio de Ribota limita con los de las villas de Ayllón, Riaza y Fresno de Cantespino que, a lo largo del siglo pasado, vieron sus términos ampliados con la inclusión de aquellos lugares que iban perdiendo su ayuntamiento propio. Ribota, la cabeza del municipio, se encuentra sobre un cerro que se eleva entre la vega del río Riaza, que discurre a poca distancia del pueblo, y el arroyo de Riochico o río Valviejo. Esta ubicación está en el origen del topónimo ya que, como ha señalado Pedro Luis Siguero, se trata de un aumentativo de ribera. El nombre también parece dar una orientación sobre el origen de los repobladores que se asentarían en esta zona en el período plenomedieval y que sería el valle aragonés de Ribota. La influencia aragonesa en este área de Segovia, especialmente patente en los siglos XII y XIII, está relacionada con la vía de comunicación natural que comunica Castilla con Aragón a través del valle del Aguisejo y las Tierras de Atienza y Sigüenza.

Históricamente, Ribota pertenecía al sexmo de Saldaña de la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón, igual que Aldealázaro, el otro núcleo de población del municipio, que aunque tenía su propio concejo, fue anejado a Ribota antes de la publicación, a mediados del siglo XIX, del Diccionario de Madoz. Formaban parte de este sexmo, además de los pueblos de Ribota y de Saldaña, Martín Muñoz de Ayllón, Alquité y Valvieja, estando agregados los dos primeros al municipio de Riaza y el tercero, como Saldaña, al de Ayllón.

En lo eclesiástico, tanto Ribota como Aldelázaro formaban parte de la diócesis de Sigüenza, hasta que los límites de la de Segovia se equiparon con los provinciales a mediados del siglo XX. La iglesia de San Bautista de Ribota, popularmente conocida como San Juan «Degollao» es un templo austero, de dos naves, rematada la principal con cabecera rectangular. En el lado sur se abre un pórtico que protege una portada clasicista, seguramente de la segunda mitad del siglo XVI. En el interior destaca el artesonado mudéjar que cubre la cabecera. En el extremo de la población que se orienta hacia el río Riaza se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, un pequeño templo construido en mampostería y ladrillo con sillares reforzando las esquinas, sobre planta rectangular, en el que los vecinos veneran a su patrona. De la iglesia de San Miguel de Aldealázaro, que llegó a quedarse despoblado a finales del siglo XX, solo quedan los muros perimetrales.