Vista 360º
Pulsa el botón de reproducir y desplázate usando el ratón, el dedo o los controles de la imagen
Galería de imágenes
Descripción
Situada en medio del paraje conocido por El Rasero, fue construida en 1599, coincidiendo con un año en el que la peste fue especialmente virulenta. Y es que san Roque, como san Sebastián que también se venera aquí eran valedores contra las epidemias.
Siguiendo los datos del libro Historia de la Villa de Riaza de Juan Antonio Cerezo Estremera, se conocen los orígenes de la ermita. La Villa había pasado por circunstancias parecidas en 1457, cuando se decidió crear la cofradía de San Andrés para orar y hacer penitencia, pensando que el origen de los males eran los pecados de la comunidad. Tal era la mortandad causada por las epidemias de peste que los supervivientes buscaban refugio en la vida espiritual.
Roque fue un santo francés del siglo XIV que peregrinó a Roma, donde coincidió con una epidemia de peste y se dedica a cuidar a los enfermos. Cayó enfermo y, en su viaje de regreso, fue cuidado por un perro que lo alimenta, hasta que es curado por un ángel. Su devoción se extendió rápidamente, llegando a tierras castellanas. Hay un sinfín de ermitas dedicadas a su advocación, generalmente situadas en caminos y en los accesos a los pueblos.
San Roque de Riaza se corresponde con esta tradición y es un templo de carácter popular al que se accede a través de una sencilla puerta de medio punto situada en el muro sur. Se protege con un porche apoyado en pilares de piedra. Los muros son de mampostería con sillares reforzando vanos y esquinas. El interior es amplio y queda dividido en tres espacios por los pilares de madera que sostienen la estructura de la cubierta. En el lado norte se disponen tres retablos. Uno, moderno, está dedicado a san José. Los otros dos son barrocos y están dedicados a san Isidro y a san Sebastián. Este último, patrón de Roma junto a san Pedro y san Pablo, es otro de los santos protectores contra la peste. La imagen que aquí se conserva podría ser de estilo tardogótico. En uno de estos retablos aparece la trucha de la heráldica riazana, ya que la ermita fue pagada en buena parte por el ayuntamiento.
El retablo mayor es barroco y de tres calles. Data de 1722 y fue dorado un año después. En la calle central se abre la hornacina para el titular de la ermita y en el remate se dispone un lienzo de san Antón, quien también era invocado contra enfermedades como la peste, la lepra y las enfermedades venéreas. Su poder curador se extendía a puercos y caballerías. En las calles laterales se abren dos hornacinas que albergan las imágenes de san Cornelio y san Cipriano, representados el primero con un libro, y el segundo con la caja donde guardaba las monedas para pagar a su verdugo.